Visible e invisible: la rápida evolución de los objetos en el espacio público
Hace apenas algunas décadas la ciudad era un tema de discusión entre arquitectos y urbanistas. El proyecto de las ciudades, a decir de la escala, el crecimiento y la evolución, fueron dominio exclusivo de estas áreas del conocimiento. Interlocutores entre la administración pública y el sector de la construcción, en el ejercicio de la creación de los espacios para habitar.
Tuvimos la oportunidad de vivir en la ciudad de Curitiba en Brasil en la década de los ochenta y ver como el diseño de objetos y la comunicación fueron parte fundamental en el desarrollo de ese modelo urbano, ejemplo de las ciudades del siglo XXI. Curitiba dio una lección de diseño ciudadano que abrió paso a fenómenos urbanos como la ciudad de Medellín en Colombia y otras ciudades del mundo, donde el trabajo de profesionales de otros campos participan en la discusión de la ciudad.
Cuando hablamos de ciudad, desde el diseño industrial, nos referimos fundamentalmente al espacio público. Ese vasto terreno, circunscrito por las paredes externas de los edificios, donde habitan objetos con vocación de servicio como papeleras, cabinas, postes, carteleras, parquímetros, etc. Muchos de estos son parte de los sistemas operativos de la ciudad, como los buzones de correo o las paradas de autobús de los sistemas de transporte. Objetos inmóviles en su mayoría y con diferentes frecuencias de uso. Otros son productos con movimiento, aquellos que hacen parte de la movilidad y la micro-movilidad dentro de la ciudad: camiones y autobuses, vehículos y bicicletas, coches y carretillas de carga.
Hemos participado en los últimos treinta años en algunos proyectos de sistemas de señalización para espacios públicos como el del Jardín Botánico de Caracas o del Complejo Hidroeléctrico Macagua en Guayana, Venezuela. Recuerdo, en alguna de las tantas sesiones durante el desarrollo de algunos de estos sistemas, un comentario que surgió durante el procesos de iteración de ideas y al que llamamos la regla de oro de la señalización: los objetos deben comunicar con precisión, pero ser casi invisibles. Estábamos preocupados con los excesos formales de los productos urbanos, con la contaminación visual desde el diseño.
Servicio de energía en vehículos
Poco más de un siglo a transcurrido desde la aparición del vehículo de combustión interna como solución de la movilidad para la ciudad. Además de las implicaciones y avances en el uso de la tecnología, las secuelas culturales, los resultados en términos de interacción con los productos y los niveles de empatía con los objetos, el vehículo automotor ocupa los primeros lugares de los artefactos diseñados para el confort y uno de los productos de mayor consumo energético del planeta.
Para el suministro de combustible del astronómico parque automotor en todo el mundo se crearon tipologías de productos mundanos que provocaron nuevos modelos de negocio e íconos arquitectónicos en el paisaje urbano. Así lo muestra el libro It’s a Gas!: The Allure of the Gas Station de la casa editorial alemana Gestalten.
Emblemáticas estaciones de servicio, como la del arquitecto danés Arne Jacobsen diseñada en 1936 o el proyecto del diseñador brasileño Joaquín Redig para la Shell en 1983, ponen de manifiesto los esfuerzos de diseño para solucionar las situaciones creadas con el uso de vehículos y el consumo de gasolina.
Los surtidores sufrieron algunas modificaciones con la incorporación de la electrónica: se redujo el volumen que contenían los sistemas mecánicos de medición y distribución, en un proceso que tomó cerca de ochenta años, donde el cuerpo del surtidor estuvo fundamentalmente definido por las configuraciones de la manguera de la gasolina. Una característica de la transformación de los objetos con el fenómeno de la miniaturización.
Los carros eléctricos necesitan estaciones de carga, no surtidores de gasolina. En todo el mundo, nuevas tipologías de ‘surtidores’ han aparecido y las empresas han respondido incorporando instalaciones de carga de vehículos eléctricos en sus estaciones. Con la creciente proliferación de autos eléctricos, es probable que las estaciones de servicio tradicionales necesiten una revisión considerable y es posible que casi desaparezcan. «… un futuro mas lejano es muy posible que los cargadores eléctricos cambien de tipología, y hasta podrían llegar a desaparecer», nos comentó el diseñador industrial argentino Ignacio Ciocchini en una reciente entrevista a propósito del proyecto de los surtidores eléctricos plugNYC, para la ciudad de Nueva York.
Hace 10 años escribimos Energía para vehículos eléctricos EV: surtidores, persistencia de la forma, un pequeño texto sobre los surtidores eléctricos que estaban comenzando a surgir en la ciudad. Formas amarradas en el manejo de la manguera, con la intención de lograr una identificación clara del propósito y uso de esos objetos.
Poco tiempo después, aparecen estos surtidores con menos volumen, como elementos individuales en las aceras. Todavía con un propósito claro de identificar el tipo de servicio y sus formas de operación, pero productos integrados más a los sistemas de señalización que a la arquitectura en los espacios públicos o a los modelos de negocio de las tiendas de conveniencia.
Finalmente, este proyecto del grupo de innovación PDD en colaboración con la empresa Tojan System pone en la ciudad una nueva tipología de ‘puntos de carga’ encondidos en la ciudad.
Con la sustitución de la gasolina por electricidad, no solamente estaremos mitigando la pesadilla del milagro de los hidrocarburos, sino que las ciudades serán más silenciosas, limpias y con menos parafernalia de servicio. La electricidad, con la ayuda de sistemas electrónicos, produce objetos invisibles.
Esta acelerada evolución de las formas de los objetos habla de la necesidad de la ‘anticipación’ como motor del proceso de diseño. Al mismo tiempo, interroga de manera crítica como el diseño se aproxima al futuro mirando los cambios tecnológicos y sus implicaciones culturales, sociales y políticas.
Definitivamente, diferentes tipologías sobrevivirán en esta transición energética de los automóviles eléctricos. Así lo vemos en este proyecto de surtidor eléctrico presentado por el Gobierno Británico en 2021, durante la Conferencia de Cambio Climático COP26 en las Naciones Unidas. Desarrollado por la compañía PA Consulting en colaboración con el Royal College of Art (RCA) en Londres, este producto pretende marcar un hito en la ciudad, como lo hicieron las legendarias cabinas de teléfono, con la instalación de más de 42.000 unidades en toda Inglaterra. En un punto intermedio de los visible en el espacio público, este objeto fue diseñado con criterios de funcionalidad, eficiencia e inclusividad. «La industria automotriz ha sido tradicionalmente bastante masculina. La transición del coche eléctrico tiene una oportunidad increíble de ser mucho más equilibrada y femenina. Con este diseño, descubrimos que el diseño era bastante atractivo tanto para hombres como para mujeres», en palabras de Dan Toon, especialista en innovación de PA Consulting, para Design Week.
(Enlaces actualizados 12/2/2024)