Ricardo Padín: Cuchillos Artesanales en Venezuela
Porque ver un problema es ver algo que está oculto. Es tener intimidad con la coherencia de detalles hasta ahora no comprendidos”.
— Michael Polanyi / The Tacit Dimension
Mientras discutimos sobre qué es o qué no es diseño, las manifestaciones tridimensionales y sus formas de producción están en todas partes encarnados en objetos que la gente usa en la vida cotidiana.
En las definiciones eurocéntricas y en el afán de buscar (acaso inventar) categorías para definir la actividad del diseño, principalmente desde la academia, las actividades ligadas a los oficios son temas recurrentes. Por un lado, los saberes tradicionales y esos oficios sirven en la discusión como argumentos para sentar las posturas frente al diseño y muchas veces para satanizar y restar valor a las prácticas del hacer. En otras conversaciones, para marcar distancia frente a estas actividades que parecen habitar en la periferia del diseño.
También, los temas relacionados con la transformación de los materiales en la historia, que representan con mayor claridad una relación directa con los procesos de diseño y que han servido en buena parte para entender la evolución de la técnica y la tecnología, pero aluden a uno de los principales rasgos del diseño que tiene que ver con el hacer y con la propia evolución de la industria.
Pequeños talleres de fabricación y micro empresas familiares ayudaron a dar vida al diseño de objetos a comienzos del siglo XX y, de cierta manera, como ha ocurrido recientemente en zonas industriales como Brooklyn en esta era digital, sirvieron de referencia para la aparición de movimientos como los makers.
Fabricando en Venezuela
Con dramáticos matices, acuse de grata sorpresa y una textura de la contemporaneidad híbrida y tropical, en los aportes de los oficios o en la transformación milenaria de los metales, encontramos en la población de Cagua, Municipio Sucre del Estado Aragua en Venezuela, el emprendimiento RP Cuchillos Artesanales. Una iniciativa de Ricardo Padín, Técnico Superior Universitario en Producción y Supervisión Industrial, egresado del Instituto Universitario de Tecnología Antonio Ricaurte (IUTAR) en 2003. Ricardo se dedica a la forja artesanal de cuchillos y se formó en la promesa de un modelo educativo implementado en Europa, que tuvo gran auge en los años sesenta en toda Latinoamérica: la profesionalización de los oficios con las escuelas e institutos técnicos.
Interesados en saber quien hace cosas y como las hace, fuimos a conversar con Ricardo Padín.
¿Cuándo y cómo empezaste en la forja de cuchillos?
Empecé a forjar cuchillos a principios del año 2017. Sentí curiosidad por el proceso de forja artesanal de cuchillos, porque para ese momento salió al aire un programa en televisión llamado Desafío Sobre Fuego, que transmite el canal History, donde herreros artesanos compiten forjando cuchillos. Luego que vi ese programa quise experimentar haciendo un cuchillo, usando herramientas básicas que tenía en casa.
Para mí la forja empezó siendo un pasatiempo. Para ese momento trabajaba como transportista, despachaba mercancía a nivel nacional y en mis tiempos libres me dedicaba a la forja artesanal de cuchillos. Mis primeras piezas las hice para regalar a familiares y amigos, luego empecé a vender mis cuchillos por mercado libre y posteriormente debido a la receptividad de mis primeros clientes decidí dedicarme a este oficio a tiempo completo.
Sabemos que la forja es una técnica antigua para en la transformación de los metales: ¿cómo es el proceso de fabricación?
Todo el proceso es artesanal. Casi todo lo hago a mano, no cuento con grandes maquinarias que me permitan producir en serie, por esta razón cada pieza es distinta a la otra. El proceso varía dependiendo de las técnicas de fabricación que se use. Trabajo con la técnica por devaste: un proceso que consiste en hacer una plantilla dibujando la silueta del cuchillo en un papel y hago una copia de esta plantilla en el acero para cortarlo y posteriormente hacerle el perfilado, templado y revenido a la hoja. Luego, la empuñadura del cuchillo. Aquí lo primero que hago es seleccionar las maderas y combinarlas, dibujo la silueta de la espiga del cuchillo sobre la madera, para luego cortarla, pegarla y lijarlo hasta obtener la forma deseada. Luego, se impermeabiliza la madera y por último se pule pule y afila la hoja del cuchillo.
También fabrico piezas con la conocida forja en acero de damasco, una técnica que consiste en forjar 100% los cuchillos. Este es un proceso un poco más complejo porque se debe lograr la unión de dos o más tipos acero con altas temperaturas. Los aceros son cortados y dispuestos en capas para fusionarlos hasta lograr una ‘palanquilla’ sólida. Esta pieza corta en varias partes y se fusiona nuevamente para multiplicar las capas. Un cuchillo puede tener las capas que desees. La silueta de los cuchillos de damasco se consigue forjando el acero, casi nunca se hacen plantillas y por lo general, a medida que se va forjando el material, le voy dando de una vez la forma a la hoja del cuchillo. Definida la forma, hago el tratamiento térmico y por último realizo el ensamble de la empuñadura y los acabados finales de la pieza.
¿Haces dibujos y modelos de prueba antes de llegar a las piezas finales?
Por lo general siempre dibujo sobre papel la pieza que voy hacer, con la finalidad de definir la silueta, las medidas y los biseles del cuchillo. De igual manera dibujo la forma de la empuñadura para definir la ergonomía. Este dibujo es el que se usó posteriormente como plantilla sobre el acero. En ciertos casos, cuando forjo en su totalidad el cuchillo, no hago plantillas, sino que voy definiendo la silueta del cuchillo a través de la forja, es decir le doy la forma sobre el yunque utilizando solamente el martillo.
Por otro lado, hace poco empecé a experimentar con nuevas formas de diseñar piezas, esta consiste en dibujar en el programa AutoCAD las piezas y cortarlas por chorro de agua, por ahora solo he realizado de esta forma los tenedores y las garras de oso, ya que estos se pueden cortar en láminas de acero inoxidable austenítico, siendo este un poco más fácil de conseguir que el acero para cuchillería. La ventaja de esta forma de fabricación es que me permite estandarizar ciertos productos y mejorar los tiempos de fabricación, pudiendo así cubrir mejor la demanda.
¿Cómo consigues el material con toda la situación del país?
Como todas las limitaciones que tenemos actualmente en Venezuela cada día se hace más difícil conseguir los materiales e insumos para trabajar la cuchillería, entre los materiales más difícil de obtener están los aceros con alto contenido de carbono como el acero 5160, 15N20, W1, 1095, 1070, entre otros. No existe una empresa que distribuya aceros especiales para cuchillería, por esto compro el acero en las casas de reciclaje (chatarrerías) y seleccionó piezas como: ballestas de suspensión y resortes de suspensión, resortes, rodamientos (rolineras), sierras cintas, discos de arado y acero inoxidable. Este último lo uso únicamente para hacer los tenedores y garras de oso y no sirve para forjar cuchillos puesto que no tiene contenido de carbono.
Lo ideal sería poder comprar aceros vírgenes y de grosores específicos, lo que me permitiría mejorar la calidad de las piezas y aprovechar mejor el tiempo y los insumos. Con los materiales reciclados gasto más lijas y discos de esmeril para la limpieza. En el caso de los resortes y las ballestas de suspensión se gasta más gas para lograr aplanar el material hasta llevarlo al espesor adecuado. No solo tenemos limitaciones en la obtención del acero, sino también con los materiales para hacer las empuñaduras.
Actualmente compro en algunos aserraderos que venden maderas duras y semiduras nacionales, pero hay una gran variedad de materiales con los que no contamos las maderas estabilizadas, híbridos, Micartas o G10, que no están disponibles acá en Venezuela. Otro de los insumos necesarios son las lijas abrasivas, específicamente para lijar acero, de granos cerámicos, granos de zirconio o granos especiales, ideales para desbastar aceros en menor tiempo y con mayor precisión. Estas lijas son muy difíciles de conseguir en el país, porque las lijas nacionales en su mayoría están diseñadas para trabajar únicamente maderas.
Además de cuchillos, ¿qué otros productos fabricas? ¿cuántas piezas haces y para quién?
Principalmente fabrico diferentes tipos de cuchillos, pero además de eso fabrico tenedores, garras de oso, hachas y todo lo relacionado a la presentación de mis piezas, como los estuches de madera donde se entregan los juegos parrilleros.
Actualmente hago de 4 a 5 cuchillos a la semana, esto dependiendo del volumen de pedidos que tenga y de la complejidad de las piezas a realizar. En cuanto a los clientes, estos son diversos, sin embargo, el 80% de los pedidos van dirigidos al área de la cocina, la mayoría de mis clientes son parrilleros, cocineros, chefs y maestros de las brasas, el otro 20% de los pedidos son de cuchillos tácticos, de defensa personal, cuchillos de casería y cuchillos de campamento.
¿Todos son encargos o tienes tus propios modelos?
Casi todas las piezas las hago por encargo. Regularmente hay un volumen de pedidos constante que no me permite trabajar con ideas propias porque los cliente requieren medidas y modelos específicos para ciertos propósitos. Por esta razón, para cumplir con las expectativas del cliente se trabaja en función a esos requerimientos.
Por otro lado, en ocasiones cuando tengo días libres o hay bajo volumen de pedidos aprovecho para hacer diseños propios, esto me permite tener más creatividad, experimentar otras técnicas y ofrecer a los clientes nuevos estilos de cuchillos y con diferentes acabados. En lo particular me gusta más hacer mis propios diseños, porque de esta forma tengo más libertad para poner en práctica nuevas ideas.
¿Cómo son los tiempos de fabricación?
Los tiempos de fabricación varían dependiendo del tipo de cuchillo y de la técnica de forjado. Cuando se trata de cuchillos hechos en un solo tipo de acero, aplicando la técnica por desbaste, ejemplo: cuchillos hechos en acero de ballesta de suspensión, me tardo un día completo para obtener la pieza final. El tiempo de fabricación de estos tipos de cuchillos es más cortos porque requiere de menos forja.
En el caso de los cuchillos forjados en acero de damasco (acero multilaminado) el tiempo de fabricación es más largo, puesto que el proceso de forja es más extenso. Por lo general tardo dos días en terminar totalmente una pieza. El primer día uno las capas y las multiplico cuantas veces sea necesario hasta lograr una palanquilla sólida y el segundo día aplico los demás procedimientos hasta obtener el resultado final.
¿Cuál ha sido el proyecto con mayor dificultad que has hecho?
Más que un proyecto, la dificultad más grande que he tenido es lograr la técnica San Mai, donde se debe fusionar el acero al carbono con el acero inoxidable, esta técnica tiene un alto nivel de complejidad porque se requiere de temperaturas más altas que en el acero de damasco, y además se necesita una presión constante con una buena prensa hidráulica automática para conseguir la unión de ambos materiales.
En definitiva, el nivel de dificultad radica más que todo no en la complejidad de la técnica sino en la falta de maquinarias necesarias para lograr ciertos pasos en el proceso de forja. Ejemplo: En el caso del damasco, para lograr la fusión de las capas se necesita una prensa hidráulica automática que facilite el caldeo. Cuando no se cuenta con esta maquinaria dicha soldadura se lograría solo martillando manualmente el acero, lo cual hace más lento y difícil el proceso.
El nivel de desgaste físico es mayor y además existen muchas probabilidades que el acero no se fusione. En mi caso particular yo cuento con una forja, martillo, yunque y una pequeña prensa hidráulica manual, que me son de gran ayuda a pesar de no ser grandes herramientas especializadas.
Con toda la situación que vivimos en Venezuela: ¿cómo ves el trabajo en los próximos 5 a 10 años?
Sin duda alguna la situación que vivimos actualmente en nuestro país hace que cada proyecto sea cada vez más difícil de ejecutar, a diario se presentan dificultades entre ellas la obtención de maquinarias, materiales e insumos tales como aceros, maderas y el gas doméstico que es indispensable para la forja. Pero más que hacer énfasis en la crisis que es algo real y tangible, la idea es tratar de solucionar y dar lo mejor que puedo con lo poco que tengo a disposición y sobre todo aprovechar las oportunidades que se nos presentan.
En el caso de Venezuela, digamos que la cultura de cuchillería artesanal está apenas comenzando, actualmente existen muy pocos artesanos que se dedican a este oficio y por tal motivo existe una gran demanda de estos cuchillos artesanales. En mi caso el nivel de aceptación que han tenido mis piezas ha sido realmente importante, tanto así que el volumen de pedidos aumenta cada día más.
Sin embargo, a pesar de la crisis que estamos viviendo, yo me visualizo en un futuro como una empresa consolidada en este oficio, a vuelta de 5 o 10 años espero estar produciendo en serie, sin dejar de ofrecer mis piezas artesanales, no me gustaría dejar de ser lo que soy, pero si me gustaría hacer un proyecto donde se pueda crear una línea de producción en serie, para estandarizar ciertos procesos, bajar los costos, mejorar los tiempos de producción y poder llegar a otros mercados.
¿Qué producto no has hecho todavía y que te gustaría fabricar?
Unos de los productos que quisiera hacer y que siempre me han gustado son las navajas, de hecho, no las hago por el nivel de complejidad en el diseño del mecanismo interno que estas tienen, el cual debe ser muy exacto y preciso, además se requiere de materiales específicos como aceros de diferentes calibres para que todas las piezas encajen perfecto. Si decidiera hacer una, me gustaría hacer la hoja de la navaja en acero de damasco, con un mecanismo interno de apertura manual y preferiblemente con cachas en material Micarta o maderas estabilizadas.
A pesar de la difícil situación que vivimos en el país, lo importante es ser optimistas y siempre buscar soluciones que estén al alcance, intentar hacer las cosas lo mejor que se puede y sobre todo luchar y trabajar cada día más para lograr lo que se quiere”.
En los últimos 20 años, Venezuela sufrió un cataclismo que fracturó las bases de la nación y de sus habitantes, pero la clase política que tomó cuenta del país no ha podido quebrar las ideas. Experiencias como esta, totalmente invisibles en un país devastado, podrían dar algunas luces sobre iniciativas de colaboración con diseñadores, instituciones y empresas.
Seguimos teniendo más preguntas que respuestas: ¿Cuáles son las conexiones reales de este tipo de actividad y el diseño industrial en Venezuela? ¿Tendremos chance en el país de diseñar los empaques para los maravillosos dulces abrillantados de los Andes venezolanos que el diseño no ha visitado o los frascos para el Cocuy Pecayero, el licor con denominación de origen que se produce en la remota población de Pecaya en la Sierra de Falcón o los surtidores para vehículos eléctricos, porque la industria del petróleo no dejó mucho espacio para el diseño de objetos durante todo el siglo XX?
Información
Ricardo Padín / Instagram
@ricardopadin01