Orientación espacial: productos y espacios-territorios

La orientación espacial es la habilidad natural que tenemos todos para mantener la orientación del cuerpo y la postura en relación al espacio físico que nos rodea. Esta capacidad nos permite, no solamente situarnos en el espacio, encontrar caminos o leer mapas, sino también crear los modelos mentales necesarios para desarrollar actividades en las que tenemos variables de dimensión y dirección.

La orientación espacial es el motor que permite desarrollar ciertas nociones relacionadas con la situación, relación, movimiento, y está conectada directamente con ciertas partes de nuestro cuerpo que permiten la coordinación de movimientos y el equilibrio. Esta destreza natural, como casi todos los talentos humanos, necesita ser ejercitada para desarrollar una inteligencia espacial.

El cuerpo humano ha evolucionado hasta comprender de forma natural su orientación inmediata. La búsqueda de referencias en el territorio permiten establecer parámetros de dirección. Las primeras referencias remotas estuvieron conectadas con los astros. Cuando el hombre comenzó a construir edificaciones, la referencia con el Sol permitió establecer las guías para planificar sobre el suelo, además de encontrar los caminos. Estas referencias tomaron mucho más fuerza en la medida que la tierra se fue dotando de ‘códigos de localización’ o ‘sistemas de coordenadas’, como el desarrollo de los puntos cardinales o la aplicación del conocimiento de la astronomía en la compresión de la tierra.

En el “Newton” del pintor inglés William Blake (1757-1827), aparecen las controversias sobre el universo.

La brújula o brújula magnética es definitivamente uno de los inventos más importantes de la humanidad. Aunque existe una polémica en relación a su aparición en China hace algunos siglos, este pequeño artefacto consistía básicamente en una pieza de metal imantada colocada sobre una superficie de agua. Esta pieza, que luego se transformó en una aguja, rota sobre su eje hasta conseguir su orientación con los polos magnéticos de la tierra, que se encuentran muy próximos a los polos geográficos del planeta. Ese descubrimiento, basado en un principio físico, ha sido hasta nuestros días la herramienta fundamental de la navegación.

Las brújulas magnéticas (compass) no han modificado su principio de funcionamiento, aunque han experimentado todos los “modificadores de la forma” que mueven el diseño de productos.

Las brújulas hacen parte en los “Kits de supervivencia”. Pasaron de ser instrumentos al servicio de la guerra para convertirse en pequeños Gadgets urbanos.

La electrónica modificó el sistema de codificación, no la naturaleza de la referencia.

La orientación espacial dejó de ser solamente una necesidad filosófica de la especie en la comprensión de las relaciones con su entorno, sino que ha sido uno de los elementos fundamentales en la conquista de los territorios. Así, un pequeño objeto como la brújula abrió la posibilidad del tránsito solvente por tierra, mar y aire de civilizaciones enteras hacia otros territorios.

Los sistemas de señalización, mapas, directorios de rutas y muchas otras aplicaciones son un vasto terreno para el diseño. Un campo de trabajo que permite el encuentro de las respuestas tridimensionales con las soluciones visuales. El sentido de la orientación ha sido tema de muchas propuestas de diseño. El Airport Compass es una propuesta de tarjeta de embarque para uso en aeropuertos, que incorpora una brújula con una tecnología de radio frecuencia.

Airport Compass. Kang Eun-Kyung – Park Ji-Eun.

El uso de laberintos ha permitido un curioso desarrollo de los espacios internos en las salas de juego de los Casinos. Valiéndose del frágil sentido de ubicación que pueden tener algunas personas y la mezcla juego-licor, se crean espacios sin ventanas, con puertas de salidas semi-ocultas y espejos en las paredes. Lugares de mínimas referencias.

Mientras otras propuestas ofrecen soluciones en el sentido opuesto, como en este proyecto Compass Alert System, del diseñador francés Mathieu Azéma. Un sistema que permite a usuarios en lugares cerrados, como estaciones de metro, una rápida y segura guía y orientación hacia las salidas. Un sistema de evacuación de emergencia.

Compass, Mathieu Azema.

Las transformación de los medios junto la compleja evolución de la tecnología han puesto poderosas herramientas en las manos de las personas y en la vida cotidiana. Muchos principios físicos se han convertido en productos cada vez más cercanos. Los sistemas de GPS (Global Position System) pasaron de su uso exclusivo en operaciones militares o en la instrumentación que sirve a la cartografía y la topografía, para convertirse en una tecnología comestible o al menos digerible.

Esta evolución, ahora casi obvia, propone al menos dos reflexiones en dos direcciones opuestas. La primera se trata de la operación que ocurre cuando los sistemas mecánicos pasan por automatismos, con la inclusión de mecanismos electro-electrónicos, hasta abandonar su condición de objetos físicos y al menos algunas de sus partes se hacen virtuales. El camino de los átomos a los bits.

La segunda se refiere, especialmente con la aparición de los sistemas de localización virtual en teléfonos móviles, a un cambio fundamental en el objeto de la localización. Aquella necesidad de orientación que llevó al uso de sistemas digitales muy próximos, ahora permite que uno sea el localizado. Las implicaciones sobre esta reflexión son múltiples. Algunas expuestas por filósofos como Michel Foucault en sus ideas de las funciones de la nueva sociedad, de la sociedad del control, y que luego Gilles Deleuze elabora en su “Postscript on the Societies of Control“. En los textos de esos dos autores hay mucho material para la reflexión sobre la sociedad y el uso de estos sistemas de control.

Giroscopio Dumbbell, utilizados por astronautas de la NASA.

En un plano mucho más instrumental, todavía existen productos de orientación espacial que superan la habilidad natural del hombre para su orientación territorial. El cuerpo no está diseñado, en términos generales, para su «adaptación en ambientes tridimensionales que ocurren en el vuelo donde se crean conflictos sensoriales e ilusiones que hacen difícil alcanzar buenos niveles de orientación espacial». El giroscopio ha permitido minimizar estos efectos en la orientación de pilotos, organizando una plataforma de controles que posibilitan las actividades de vuelo.

Por último, los sistemas de orientación, señalización y localización representan para el diseño uno de los campos más importantes en su participación para la comprensión de las ciudades, de los territorios.

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