Hebilla y silbato: simbiosis de producto en objetos de doble propósito
Los productos multifuncionales son grandes agitadores del gusto de la gente. Una extraña fascinación por la posibilidad de tener objetos con el que se puedan hacer varias cosas. El Swiss Army Knife fue invento patentado por el cuchillero suizo Karl Elsener en el siglo XIX y es probablemente el objeto más conocido con esta idea de la doble función. Con más de 100 años de historia y centenares de modelos y diseños específicos, las ‘navajas suizas’ son la metáfora de la herramienta compacta e ingeniosamente diseñada con múltiples usos.
Estamos rodeados de productos con muchas funciones, de objetos que ofrecen múltiples prestaciones, unas intencionalmente diseñadas o otras aprendidas con el uso. Algunos de estos artefactos polivalentes no son tan conocidos o esconden una importantísima pero secundaria función como la flecha en el ícono del medidor de gasolina en el tablero de los automóviles que indica de que lado está la tapa del tanque.
Así, pendiente de las conexiones con la multifuncionalidad, encontramos un objeto que tiene muchas historias que contar, pero que en esta versión de doble función se agrega uno nuevo valor. Hablamos de la ubicua y popular hebilla (buckle) plástica que se utiliza como accesorio de cierre en bolsos, mochilas y carteras. En muchos morrales usados por excursionistas o en actividades de montañismo, la hebilla que ajusta el arnés del pecho lleva un silbato escondido, un pito agazapado: el Whistle Buckle.
Un silbato (whistle) es uno de los objetos básicos en los llamados kits de supervivencia y que, junto a la brújula, la cantimplora, la navaja o el poncho para la lluvia, los utilizábamos mucho en la década de los setenta cuando hacíamos excursiones. El pito siempre fue un accesorio independiente, separado. Nunca lo vimos como parte de otro producto. Este Whistle Buckle parece una simbiosis natural en objetos que proponen explícitamente más de una función.
Hemos encontrado testimonios de personas que utilizan morrales o practican montañismo y que conocían de estos pitos incorporados en las hebillas desde hace más de 20 años.
En el diseño de estos objetos, una suerte de golosina que produce adicción y el fervor por la multifuncionalidad produce objetos inservibles con capas de funciones que no se usan.
Un vicio de proyecto que, especialmente en objetos tan pequeños, termina alimentando la gula de la funcionalidad y nutriendo el deseo de la eficiencia con objetos torpes incapaces de comunicarse.
Aunque no encontramos el primer registro con esta misma idea de la hebilla plástica de los años 70 con un pito pegado, hay una patente con fecha de 2008 solicitada por una empresa asiática. Tiene el silbato como un accesorio que se puede quitar y que funciona para varios tipos de conectores de cintas.
De hebillas y silbatos
Este convencional objeto de conexión ‘macho y hembra’, también conocido como ‘hebilla de paracaídas’ (parachute buckle) o ‘broche click clack’, se ha convertido en un símbolo de la conexión de cintas y correas. Una pieza plástica y ‘universal’ de ajuste que proviene del milenario uso de broches para sujetar tejidos y cueros y que luego se popularizó en algún momento del siglo XV o XVI, cuando el cinturón y la hebilla adquirieron una importancia real de mantener los pantalones de militares y comerciantes especialmente durante el mal tiempo. Las primeras hebillas compartían un diseño similar, lo que llamamos la hebilla de marco, barra o punta anterior.
Hoy, muy usados en la industria de la confección y en la manufactura de equipos deportivos, se trata de un accesorio revolucionario de ‘engate rápido’ que compite con el Velcro®, la legendaria invención del suizo George de Mestral de los años 40. Antes de los años sesenta los morrales utilizaban accesorios y hebillas de metal, pero con progresivo uso de termoplásticos inyectados después de la Segunda Guerra Mundial surgieron nuevas formas de crear herrajes similares a hebillas. A mediados de la década de los setenta, al parecer el diseñador D. Tracy de la empresa ITW Nexus estaba trabajando en un tipo diferente de cierre de plástico para un cliente y diseñó la primera hebilla plástica con esta tipología, llamada The Airloc Fastener o Side Release Buckle, y con esta idea: «La premisa principal detrás de la hebilla SR es que las personas son lo suficientemente fuertes como para juntar los brazos de la hebilla. Esto expulsa al macho y libera al usuario». Un producto que se convirtió en el estándar de accesorio para sillas y coches de bebés, mochilas y todo tipo de equipo e indumentaria en aplicaciones deportivas y militares.
Sobre los silbato, o los objetos que producen sonido, se pueden hacer libros completos y relacionados con la emergencia, el orden, la autoridad y con los juguetes. La producción de sonidos con pequeñas conchas de mar se conocen desde la prehistoria. «Los silbatos fueron utilizados por los antiguos griegos para mantener el golpe de los esclavos de las galeras. Los ingleses usaban silbatos durante las Cruzadas para dar órdenes a los arqueros»
(How Products Are Made).
Hace algún tiempo publicamos algo sobre los silbatos artesanales del francés Francois Morel y este pequeño texto sobre las hebillas con silbato se inició buscando información sobre el sonido como material del diseño. Se trata de un nuevo curso que vamos a dictar este semestre en Pratt Institute, un Taller de Diseño (Capstone Studio) llamado Sound in Design para explorar el uso del sonido como material e investigar sobre la anatomía del espacio acústico y el sonido en la comunicación.
Hay una singular historia sobre el origen de los silbatos clásicos, inventados en el siglo XIX por el británico Joseph Hudson para la empresa ACME. El texto History of the Whistle narra la historia y evolución de los silbatos que forman parte del paisaje de objetos conocidos por todos. El sonido que produjo la caída de su violín dio luz al inventor para fabricar un objeto con el que se pudiera producir un sonido de alta frecuencia (pitch), al que puso un guisante dentro para crear una textura de ronroneo. Así surgieron los llamados pea whistles. Se puede leer también que en 1874 se utiliza por primera vez un pito de bronce, el ACME City diseñado por Hudson, en un partido de balompié, «… antes de eso, las señales eran comunicadas por los árbitros a los jugadores agitando un pañuelo, un palo o gritando». Joseph Hudson fabricó el famoso silbato que luego utilizaría la policía de Londres y la Asociación Mundial de Scouts. También diseñó el pito Thunderer utilizado oficialmente en las copas mundiales de fútbol. Estos pitos producen un sonido que puede ser escuchado a casi dos kilómetros de distancia.
Estas invenciones abrieron paso a silbatos más sofisticados como el Fox 40 Pealess, que produce un sonido sin repique, intenso y penetrante. Un producto utilizados en la industria marítima y principalmente por equipos de rescate en zonas costeras con un sonido de 115 dB, sabiendo que el sonido de las turbinas de un avión despegando puede llegar a los 150 dB.
Silbatos muy específicos como los dog whistles, que producen ultrasonidos en un rango que perros y gatos pueden oír y son utilizados normalmente para entrenamiento, son algunas de las tipologías de estos artefactos sonoros.
Multifuncionalidad en ejercicios de diseño
Aunque existe un consenso en la popularidad de este tipo de objetos y muchas veces se les puede relacionar con el resultado de las prácticas del diseño industrial, para bien o para mal, lo cierto es que buena parte de estos objetos son el resultado de la ingeniosidad de la gente, de los procesos de serendipia o de las ocurrencias. Hay mucha potencia en un objeto que ofrece un menú de prestaciones, además de un interesante problema de diseño. En la práctica profesional, pero especialmente para muchos de nuestros estudiantes de diseño, la doble función es un gran reto que se puede presentar como un devastador espejismo.
Definitivamente es un desafío alinear las combinaciones de las funciones — en el sentido de la eficiencia de los propósitos— con las relaciones tridimensionales de la forma —para decir de la belleza en la interacción—.