FIBRA: diseño venezolano en el Salone Satellite 2012 en Milán
María Antonia Godigna, arquitecta graduada en la Universidad Central de Venezuela, y la diseñadora gráfica, formada en Prodiseño – Escuela de Comunicación Visual y Diseño, Anabella Georgi, expusieron su más reciente trabajo en el Salone Satellite de la Feria Internacional del Mueble de Milán, en abril de 2012.
Un producto diseñado en Venezuela colocado en esa importante vitrina internacional, con el roce de prensa, galerías, productores y público. Se trata de unas piezas de mobiliario que usan la fibra de la Palma de Moriche como material base y hacen parte un proyecto llamado FIBRA. Sus nombres hablan de la ubicación de la comunidad Warao en Venezuela: la silla Miss Delta Amacuro, lleva el nombre del Estado y la Miss Tucupita, su Capital. Ambas reflejan la pieza que más representa a los Warao: el chinchorro tradicional de Moriche.
Las sillas Miss Delta Amacuro y Miss Tucupita están hechas a mano por ellas mismas en el Taller de Máxima Duda, no en la comunidad. Fue un proyecto de diseño de seis meses trabajando en conjunto con la comunidad, en donde ellos solo realizaban los tejidos en diferentes formatos y ellas en Caracas diseñaban la silla y la fabricaban.
Miss Delta Amacuro esta realizada en capas de moriche que «caen suavemente creando una serie de vacíos y superficies que al sentarse se unen para sostener el cuerpo, recordando la comodidad del chinchorro». Miss Tucupita parte de la misma idea pero con una nueva propuesta textil, una interpretación mucho más urbana.
La Culebra es una lámpara donde «la idea es una superficie plana que el cliente amolda y le da la volumetría que desea en su instalación. Es la fusión de lo tecnológico con lo artesanal».
María Antonia ha tenido varios años trabajando con comunidades indígenas y artesanales en donde ha impartido clases de innovación artesanal. Una de sus piezas fue presentada en la primera edición de la Bienal Iberoamericana de Diseño / BID en Madrid, España. «La artesanía forma parte del Patrimonio Cultural, constituye la expresión de la cultura material de un pueblo, por lo tanto estos saberes y conocimientos tradicionales son transmitidos de generación en generación. Pero las nuevas generaciones no quieren aprender estos oficios y se vienen a la ciudad, un contexto totalmente diferente que ellos donde no saben como integrarse, por lo tanto los podemos ver en semáforos pidiendo limosna. La única manera de preservar nuestras artesanías es con la introducción del diseño como herramienta. Es el diseño y su adecuada inclusión en la producción artesanal el que puede aportar elementos válidos para su actualización y modernización sin distorsionar las formas y maneras de producción artesanal», comenta María Antonia.
«La traba, el límite que crea el enigma innovación artesanal». Con ese pensamiento en la cabeza funda el Taller Máxima Duda, donde cada componente que utilizan en ese laboratorio nace de un taller de diseño dictado en la comunidad. María Antonia nos comenta que un chinchorro se tarda hasta tres meses en hacerse, desde la recolección de la materia prima hasta que terminan la pieza. Si este chinchorro lo convirtieran en pequeños formatos como cinturones, podrían vender nuevas artesanías con técnicas que ellos ya conocen pero con mucho menos tiempo de fabricación. «Las mujeres de las comunidades siempre se asombran y se ríen de estas nuevas formas, pero las fabrican y las venden actualmente entre sus productos artesanales».
Para el Laboratorio-Taller de diseño Máxima Duda este cinturón es un componente que puede tener otros usos como asas de carteras, bufandas o trozos de tela para ser combinados con otros materiales generando nuevas propuestas textiles. De esta manera se dictan talleres en las comunidades para crear nuevos productos, ‘nuevas artesanías’ con una mirada más contemporánea y preservando las comunidades artesanales y etnias. En paralelo, en MáximaDuda se crean nuevas propuestas, donde fusionan diferentes textiles artesanales y nuevas formas, «donde no hay límites de diseño, pero donde siempre se beneficia el sector artesanal».
Máxima Duda hoy en día apoya a la comunidad Kaigua, indígenas Warao que viven en el Delta Amacuro, sur de Venezuela. «Nuestros indígenas viven en extrema miseria, por la compra de uno de nuestros diseños ayudas a la comunidad directamente», dice Godigna.
En 2011 Máxima Duda creó una fusión con Anabella Georgi. Esta diseñadora ha estado desarrollando un trabajo muy singular, que comenzó con accesorios de moda, objetos gráficos para usar, y continuó experimentando con piezas de mobiliario.
Esta alianza que hace MaximaDuda en ese Laboratorio – Taller explora un terreno lleno de variables, de contradicciones, de riquezas. Un espacio lleno de materialidad, cultura e identidad entre el diseño y la artesanía.
Información
MaximaDuda
www.maximaduda.com