Energía eólica en Venezuela: todas las escalas para intervenir
La apuesta por el cambio real y efectivo hacia las fuentes de energía alternativa, así como de casi todas las variables que se desprenden de la carrera por la sustentabilidad, son objeto de manipulación por los grandes intereses transnacionales, pero también sirve para crear las excusas competentes de las administraciones locales, en relación a la necesidad de estos cambios.
El Estado venezolano a producido un síndrome enfermizo con la dependencia del petróleo como fuente de energía y no ha sido capaz de utilizar esa portentosa industria al servicio de la búsqueda e implantación real de nuevas fuentes de energía.
Desde los años ochenta se hacen trabajos en la USB, en el Instituto de Energía para desarrollar aerogeneradores que puedan aprovechar las comprobadas zonas de viento en Venezuela como son la Península de Paraguaná y la Guajira. Igualmente, recuerdo un proyecto de esta naturaleza en el Instituto Fundación de Ingeniería, en su antigua unidad de Diseño.
La tecnología de obtener energía a partir de la fuerza del viento es muy vieja. Así lo veíamos en estos anuncios de aerogeneradores que invadieron el paisaje rural en los Estados Unidos entre los años treinta y cincuenta, principalmente para el mantenimiento de la red de radiodifusión y el avance de una importante industria del broadcasting. Ya la oferta de dispositivos aerogeneradores o turbinas de viento, casi 100 años atrás, era bien amplia.
Actualmente, se está construyendo en Venezuela El Parque Eólico de Paraguaná que, según cifras oficiales incorporará a la red eléctrica nacional para 2011 100 MW. Venezuela dispone actualmente de una capacidad eléctrica instalada que produce 19.419 MW.
Algunas cifras comparativas comienzan a disparar preguntas, como las que registra la GWEC – Global Wind Energy Council (Concilio Global de Energía Eólica). Estados Unidos, el país con mayor capacidad de energía eólica instalada en todo el mundo, produce 25.170 MW o Alemania que genera 23.903 MW. Venezuela está comprando la tecnología del sistema que se va a instalar en Paraguaná a España, el cuarto país con mayor capacidad de energía eólica en todo el mundo, con una capacidad cercana a los 18.000 MW y que a principios de año se produjo un récord en la producción de electricidad que alcanzó el 50% de la oferta eléctrica nacional: 9.000 KW.
Otro dato importante y significativo, que viene de la European Wind Energy Association (EWEA), es que habrán 250.000 empleos en el sector de energía eólica en los próximos 10 años.
Toda esta oferta y disponibilidad tecnológica en relación a la producción de energía eólica, además de las cifras que aparecen sobre la actividad, permiten pensar que todo el petróleo que yace en el subsuelo venezolano con reservas probadas hasta por 200 años, se quedará frio, sin salida y reemplazado por las nuevas energías limpias.
La corrida por la substitución de fuentes de energía ya comenzó hace mucho tiempo. A juzgar por las cifras que maneja el estado venezolano en esa materia, no veremos tan pronto un cambio estructural en esa materia.
Pero mientras la infraestructura para el consumo masivo de la energía eólica no sea encarada responsablemente, surgen alternativas más individuales, con menor alcance, casi privadas. Así lo habíamos reseñado aquí el proyecto de la empresa PRAMAC con el Revolution Air diseñado por Philippe Starck. Aquí se utiliza una forma desarrollada por la ingeniería, la helicoide vertical, que optimiza el proceso y hace más eficiente la operación
Igualmente la gente de Aerotecture International en Illinois – US, desarrolla proyectos y tiene productos de línea dedicados a la utilización de energía eólica básicamente. Se trata de una escala intermedia que aprovecha los espacios urbanos.
En estas posibilidades intermedias, que utilizan el espacio público para este fin, encontramos esta propuesta de un estudiante de la Universidad de Arizona en los Estados Unidos que propone la utilización del viento que generan los autos en las autopistas.
El tema es definitivamente extenso. Aquí no nombramos la gran cantidad de conceptos de edificios que los arquitectos han desarrollado y que utilizan la energía desarrollada por el viento como principal fuente de generación de la forma. Si nos pareció interesante como la gente de Whale Power, en Canadá, está dedicada a la investigación en el tema y desarrolla proyectos utilizando analogía biológicas, Biomimicry.
Lo que si se puede ver, en una pequeña mirada a esta temática, es la diversidad, extensión y naturaleza de las variables que se producen y/o que se despliegan partir de esta alternativa energética necesaria y pertinente. En el aspecto político-mediático luce muy evidente la necesidad de entrar en esa corrida. En los aspectos más técnicos, las competencias entre la ingeniería y el diseño industrial quedan muy claras: en donde los productos están tan cerca que que podemos tocar, el diseño industrial es fundamental.
En el desarrollo de algunas máquinas el trabajo de los diseñadores industriales podría ayudar en al menos tres áreas: el diseño de los controles, que podría limitarse a la selección de algún botón; en el desarrollo y visualización, utilizando competencias técnicas adquiridas en la carrera; y en la conceptualización general participando como lo haría cualquier otra área en las posibles configuraciones generales del sistema. El equilibrio de la eficiencia se encuentra en productos con aportes tecnológicos importantes y bien diseñados.