El diseño en crisis: ¿Se puede hacer buen diseño en economías deprimidas?
De entrada, adelantamos la respuesta: si, claro que se puede hacer buen diseño en situaciones económicas difíciles.
Pero antes de explicar la respuesta es conveniente aclarar ¿qué es eso que llamamos crisis? Y ¿qué es eso que llamamos diseño?
Si le preguntamos a la RAE por la definición de crisis, ésta nos dice -entre otras cosas- que es una “situación mala o difícil”, y de ella podemos inferir el cambio de una situación asociado a problemas, adversidades, inconvenientes, carencias o dificultades. Entonces, se podría decir que la crisis es una situación determinada donde las condiciones para el desarrollo de algo son problemáticas.
En relación al diseño, entendemos que existen tantas definiciones de diseño como diseñadores hay en el mundo, sin embargo, si juntamos algunas definiciones estamos seguros que podemos llegar a una idea común en todas las definiciones que puedan existir.
Si le preguntamos a Wikipedia sobre el diseño (entendiendo a este sitio como una especie de repositorio de conocimiento vulgar), ésta nos dice que “el diseño se define como el proceso previo de configuración mental, “prefiguración”, en la búsqueda de una solución en cualquier campo”. Por su parte, el Consejo Internacional de Diseño (ico-D) se refiere a éste como una actividad que “…involucra esencialmente la producción de soluciones visuales para problemas de comunicación”. Y la Organización Mundial de Diseño (WDO) lo define como “un proceso estratégico de resolución de problemas […]”.
Por tanto, de las definiciones también podemos inferir que el diseño (en cualquiera de sus acepciones) es una actividad para resolver problemas y ofrecer soluciones. De esta manera, si la crisis es un estado donde florecen los problemas y el diseño es una actividad para resolverlos, significa que la crisis es la materia prima del diseño, o bien, que sin problemas no hay diseño.
Ahora bien, entendiendo que el diseño es para crear soluciones, éste forma parte de una tríada fundamental para el desarrollo general del entorno donde se aplica. Se trata de la relación estrecha entre el diseño, la industria y la sociedad. Relación que fortalece a cada elemento por sí solo, y en conjunto fortalecen ese desarrollo general.
Significa que, la sociedad requiere diseños producidos por la industria para su desarrollo; la industria ofrece diseños a la sociedad para su fortalecimiento; y el diseño ofrece soluciones a la sociedad a través de la industria.
¿Y en momentos de crisis generalizada que pasa con esa tríada? Pues la sociedad y la industria suelen estancarse (y a veces retroceden), y el diseño se fortalece en su sentido de pertinencia e identidad, es decir, ontológicamente el diseño no se ve afectado por los tiempos difíciles.
Y ahora cabe preguntarse ¿cómo se aplica el diseño en crisis?
En principio, siguiendo un camino, una serie de pasos ordenados y coherentes entre sí. Haciendo uso del método. El diseño, en crisis profunda o no, en crisis general o particular, siempre debería resolverse haciendo uso de algún método.
Por supuesto, también existen tantos métodos de diseño como diseñadores hay en el mundo; cada diseñador tiene su propio método, e incluso, muchísimos publican sus métodos y los ofrecen como una referencia para el resto de los diseñadores. No obstante -y sin temor a equivocarnos- de la gran mayoría de métodos disponibles se pueden precisar cinco constantes o fases en el proceso de desarrollo de un proyecto de diseño. Algunos métodos presentan más o menos fases, pero en definitiva esa mayoría transita por las siguientes etapas:
1) El problema
2) El análisis
3) La síntesis
4) El desarrollo
5) La validación
Ahora, nos conviene saber a nivel general de qué se trata cada fase, qué actividades se realizan, cuáles recursos se necesitan y cómo afecta la crisis cada una de esas etapas.
En el problema
Aquí se determinan y plantean, o se analizan, las situaciones problemáticas que son susceptibles de ser resueltas por el diseño. En un contexto de crisis existen infinitas situaciones problemáticas en cualquier esquina; en cada rincón se encuentran problemas de diseño.
En esta fase se realizan actividades de observación, se analiza, se pregunta, se investiga, se cuestionan las cosas, se relacionan, entre muchas otras. Y en un escenario elemental, las actividades se pueden realizar con recursos tecnológicos muy sencillos que en cualquier contexto de crisis se puede acceder a ellos: Papel, lápices, computadoras, cámaras, celulares, entre otros.
Conclusión: la crisis afecta muy poco la realización de esta etapa.
En el análisis
Aquí se analizan todos los elementos involucrados en el problema con el objeto de obtener la mayor cantidad de datos que serán considerados en la siguiente fase de diseño (síntesis). Se caracterizan a las distintas personas que estarán en contacto con la propuesta y se estudian los entornos donde ésta se ubicará; se estudian los objetos que están relacionados con el proyecto. Se consideran las características y requerimientos del cliente; se consideran las teorías, principios y/o conceptos que pueden sustentar el diseño; se determinan los factores técnico-productivos que condicionarán la propuesta, entre otros elementos.
En esta fase se analiza, investiga y relaciona los datos, se hacen estudios etnográficos, se consultan diversas fuentes de información, se concluye.
Se requieren elementos tecnológicos sencillos y asequibles, y también se requiere de cierta movilidad por parte del diseñador para la búsqueda de cierta información.
Conclusión: la crisis afecta muy poco la realización de esta etapa.
En la síntesis
Aquí, con base a los datos determinados en la fase anterior, comienza el proceso de generación o materialización de la propuesta. Se trata del diseñador frente a la superficie donde plasmará su diseño. Depende, enteramente, del diseñador.
Se requiere de la capacidad creativa del diseñador (bajo cualquier proceso deseado) y los elementos tecnológicos necesarios son igualmente sencillos y fáciles de conseguir. En esencia, es la etapa del lápiz en mano y la hoja en blanco frente al diseñador.
Conclusión: el contexto de crisis no afecta la realización de esta etapa.
El desarrollo
En esta fase se reciben los llamados ‘dibujos de estudio’ (croquis) con el objetivo de producir la descripción de diseño. Esta fase busca determinar las variables que permitirán construir la propuesta por medio de especificaciones técnicas, materiales y procesos productivos. Se requieren las etapas de desarrollo y producción propias de la industria y se necesitan las materias primas, maquinarias, mano de obra, capital, entre otros.
Esta fase suele verse muy afectada en crisis económica, ya que el desarrollo económico y social de un lugar determinado es proporcional a su desarrollo industrial.
Conclusión: la crisis afecta fuertemente la realización de esta etapa.
La validación
En esta fase se contrasta el diseño final con el usuario, en los entornos de uso y con los objetivos del proyecto. Aquí se evalúan los resultados una vez ejecutada y desarrollada la propuesta. Se estima el nivel de eficacia de la propuesta haciendo pruebas de validación y desempeño.
Se requieren actividades de testeo, encuestas, entrevistas, pruebas, entre otros. Se necesitan equipos de medición y análisis, showroom, y demás.
Esta etapa demanda el uso de recursos y procesos de calidad para la recogida y análisis de los datos que suelen ser proporcionales a su costo, es decir, la información de calidad suele costar mucho dinero.
Conclusión: la crisis afecta la realización de esta etapa.
De esta manera, en una situación económica difícil brotan muchísimas oportunidades o situaciones problemáticas que son susceptibles de ser resueltas por el diseño, y se puede sustentar e idear una solución prácticamente sin inconvenientes. Sin embargo, se dificulta el desarrollo y fabricación de la propuesta, y se complican las labores para validarla de manera efectiva y eficiente. No obstante, el diseño ya está concebido y delineado en algún soporte y posee una fuerte pertinencia y relevancia para su entorno, aunque se dificulte su desarrollo técnico y producción. El diseño ya está proyectado. Sin embargo, en las fases de desarrollo y validación el diseño debe fundarse en la realidad local, por lo menos de la comunidad donde se desarrolle. Nuestra tarea es elaborar propuestas originales basadas en nosotros mismos y no en influencias foráneas, lo cual se debe hacer bajo los conceptos estrictos del diseño para poder proyectar una imagen real que será coherente con nuestra realidad local. La pregunta clave para lograr eso es: con lo que tenemos disponible ¿qué podemos hacer?
Sin ánimos de ser peyorativo hacemos esta pregunta: ¿Se puede hacer diseño en una tribu indígena?
Sí, se puede. Un aborigen que tiene problemas para transportar ciertos frutos de un lugar a otro, puede caer en cuenta de esa situación y ahora necesitará solventarla. Se planteará un objetivo y hará todo el análisis respectivo para sustentar su solución y hacerla pertinente a sus allegados y al entorno donde se usará su propuesta. Luego de proyectar su diseño (que lo ha llamado ‘canasta’) hará uso de los materiales que le provee la naturaleza y aplicará la tecnología desarrollada y conocida en su tribu para materializar su propuesta (que nosotros llamamos ‘artesanal’). Finalmente, probará su canasta con los frutos y en caso que deba ajustar algún inconveniente, rediseñará alguna particularidad y la volverá a probar hasta que el problema inicial está prácticamente resuelto.
Este aborigen, que para nosotros pudiera parecer que vive en un contexto de precariedad (sin los medios o recursos suficientes), puede emprender un proyecto de diseño en la medida que se hace consciente de los materiales y tecnología que tiene disponibles para el desarrollo y validación de su propuesta, y a partir de eso, las soluciones o diseños que presente tienen una altísima viabilidad y pertinencia.
Para concluir, reiteramos la respuesta inicial, sí, sí se puede (al menos) proyectar un buen diseño en situaciones de crisis. La gran oportunidad que se debe aprovechar en tiempos llenos de problemas es la de crear una identidad propia basada en las raíces, los materiales y las tecnologías locales. Por lo tanto, solo queda (re)conocer los problemas y los recursos disponibles del medio.