DNI18: 5 puntos invisibles del diseño, en el Clarín de Argentina
Recientemente fuimos invitados por nuestro buen amigo Nicolas Kedzierski, diseñador industrial y productor de la revista DNI – diseño nacional e internacional – del periódico Clarín de Argentina para participar en una sección llamada 5 Puntos.
El domingo 23 de septiembre de 2012 salió publicada la edición N°18 de este trabajo: INVISIBLE, un esfuerzo de difusión y promoción del diseño, editado por el equipo del suplemento de arquitectura del Clarín, con un tiraje de 800.000 ejemplares.
El encargo fue escribir para esta sección, donde invitan a diseñadores e investigadores, nuestros cinco ‘puntos’ del diseño. Una idea que surge del editor del suplemento con referencia en el famoso documento del Arq. Le Corbusier, quien en 1926 escribió los «cinco puntos de una nueva arquitectura». El texto del arquitecto describía de forma instrumental y sistemática casi una guía de construcción, un manual de procedimiento.
Lo único que tienen en común nuestros puntos con ese legendario documento es el número de apartados: los 5 Puntos:
1. La gente en el centro del diseño. Para la actividad del diseño, la gente es sustancial. Pero, ¿Quién es la gente?. El modelo de diseño antropocéntrico que surgió en el campo de las necesidades básicas y en el trabajo profesional se dibujó como usuario, liberando el proyecto de sentimentalismos, desmanes y torpezas de las personas, para atender los asuntos más físicos y probablemente escapar de la eterna discusión sobre las variables de uso y el hecho estético. Con ciclos cada vez más cortos, esta perspectiva volvió a estar orientada al usuario, para inmediatamente redefinir a la gente y decir que diseñamos para conocer de la experiencia, de la interacción de las personas con los objetos, con los espacios. Hoy, el trabajo colectivo conecta todas esas ideas y nuevamente volvemos a pensar en el diseño para la gente.
2. Diseño en el territorio. Las concentraciones humanas poseen un metabolismo muy particular, propio y difuso, que se manifiesta en el fenómeno de la ciudad y, en un concepto todavía más amplio, en el territorio. El diseño actúa como mapa y guía de destinos, al mismo tiempo que, en su crecimiento y evolución, capitaliza la experiencia de esa operación, para producir respuestas cada vez más responsables, adecuadas y sostenibles en el tiempo. La idea del territorio es para el diseño una herramienta fundamental en la comprensión de las escalas. La información en la topografía habitable y habitada propone un conocimiento ineludible que reclama la asertividad de su intervención y de su uso.
3. Conexiones en el diseño. La actividad humana, en su enlace inseparable con la historia, crea las nuevas y continuas relaciones en el diseño. El arsenal de lo artificial y el recurso finito pero renovable de lo natural, proponen las repetidas y constantes combinaciones que el diseño utiliza para producir respuestas. La inercia de estos procesos marca la evolución de las propuestas y los modelos, pero será el diseño en sus procesos creativos que configuren los nuevos productos, los resultados expandidos, la innovación. Las conexiones del diseño no son más que relaciones en un modo activo.
4. Estructuras del detalle. La conformación de una práctica profesional más robusta se logra en la elaboración del plan general y del detalle. La forma tiene que lograrse con un manejo solvente de los significados, los procesos, los materiales, los negocios y la tecnología, para encontrarse con las ideas sencillas: las tolerancias, el ajuste, la portabilidad, el objeto. Cada solución tiene que caminar hacia la innovación: de la idea del “más o menos” a la precisión. El diseño, como una manera de conocer y calcular la realidad, tiene que provocar nuevas o revisadas formas de entender y conocer el mundo. El diseño como método es fundamental en la generación de conocimiento.
5. Comunicar lo visible. Las ideas contenidas en las formas tienen que ser comunicadas procurando cerrar el paso a la turbulencia que produce el ruido de los objetos inservibles, el desconocimiento de los asuntos o los actos inconscientes de personas y audiencias. Con el reconocimiento de las soluciones inteligentes y de las formas apropiadas en sistemas sencillos, abiertos e invariablemente llenos de complejidad, contaremos las historias que finalmente se transformarán en hechos culturales. El trabajo de los aspectos formales en el diseño ya no puede ser más el blanco de las diatribas agotadas entre la forma y la función o de la retórica del proyecto. Hay que reconciliarse con la forma y aceptar su inseparabilidad con el uso. Tenemos que relatar lo que ocurre cuando los productos son diseñados, fabricados, vendidos, usados y descartados.
Información
Suplemento de Arquitectura / Clarín
www.arq.clarin.com