Diseñar en Valores: Diseño Escandinavo
En el mundo existen países que hacen grandes esfuerzos por promover una educación de calidad centrada en valores. La educación centrada en valores, busca consolidar ciertos principios, virtudes o cualidades que se consideran positivas para una persona y su sociedad. Esta educación se enfoca en crear individuos íntegros, sensibles, respetuosos, solidarios y empáticos, que puedan responder correctamente a sus necesidades y a las de su entorno, adquiriendo las herramientas necesarias que le permitan tener la capacidad de interpretar correctamente la información que reciben del exterior, desarrollando durante el proceso un pensamiento crítico y reflexivo que, finalmente, lo convertirá en un ser exitoso, armónico y saludable dentro de la sociedad a la que pertenece.
Muchos de los países que han optado por esta vía ya han disfrutado del bienestar colectivo que los frutos de esta educación arrojan. Los llamados países escandinavos, a saber: Suecia, Finlandia, Dinamarca, Noruega e Islandia, son un gran ejemplo de sociedades que han alcanzado altos niveles de desarrollo gracias a la educación centrada en valores. Estos países del norte de Europa son reconocidos actualmente como civilizaciones con el mayor éxito educativo en el mundo; tienen muy buenas calificaciones cuando se evalúan aspectos como la educación, la democracia, la seguridad, la política, el sistema de salud, la protección social, entre otros. Todo ello ocurre, principalmente, porque detrás de cualquier actividad que desempeñen sus ciudadanos, se encuentran una serie de valores que los identifican y los enorgullecen, los cuales son transmitidos e inculcados a través de la educación.
Así, valores como: la confianza, el respeto, la transparencia y la equidad, favorecen una excelente calidad de vida en su población e inciden en el éxito de cada uno de los proyectos que desarrollan, incluyendo los relacionados con el diseño.
Históricamente, el diseño escandinavo ha sido un referente para el mundo del llamado ‘buen diseño’, es decir, de aquel objeto que equilibra la dimensión estética y funcional para hacerlo coherente con sus usuarios y su entorno. Las propuestas gráficas e industriales de Escandinavia están cargadas de buenos conceptos, de una exquisitez estética y funcional, de un buen equilibrio entre lo artesanal e industrial, y de un profundo e interesante componente humano que refleja un respeto y admiración absoluta por la naturaleza.
La formación de los diseñadores en los países escandinavos no es ajena a los valores mencionados. La formación se centra en crear proyectos para el desarrollo social, económico y cultural teniendo como base esos valores que los identifican y los enorgullecen.
El diseñador escandinavo se forma con la certeza que sus diseños serán confiables; se forma con la convicción de honrar las cualidades humanas y ambientales; se forma con intenciones de mostrar y enaltecer su idiosincrasia; se forma con un alto sentido de correspondencia para retribuir a la sociedad.
De esa manera cabe preguntarse ¿cómo se materializan los valores escandinavos en sus diseños?, sencillamente podemos tomar cualquiera de sus ‘buenos diseños’ y percibir los valores de esta manera:
La Confianza: en la óptima funcionalidad del objeto. En la certeza firme que el diseño cumple con su cometido; en las formas y su funcionamiento que no atentan contra la seguridad de las personas y el medio. Todo ello traducido en productos de altísima calidad.
El Respeto: en la óptima ergonomía y en las consideraciones ecológicas, desde las primeras etapas del proyecto de diseño.
La Transparencia: con la incorporación y uso de la luz; con el sano tratamiento y pureza de los materiales; con la conciencia de cada etapa de los procesos de producción y ciclos de vida de los productos; en el ordenamiento sencillo y coherente de los elementos formales para no generar confusión.
La Equidad: en la concepción equilibrada entre la estética y la funcionalidad; con precios razonablemente justos y asequibles, dentro de una economía estable y promoviendo políticas que impulsa la democratización del buen diseño.
La formación en diseño centrada en valores, o bien, el diseñador que asume y materializa los buenos valores en el desarrollo de sus diseños está destinado a engrandecer la condición humana y la preservación del medio ambiente, por ende, el desarrollo social.
En la medida que los diseñadores asumamos aquellos valores que nos definen como reales atributos de nuestros diseños, garantizaremos una convivencia armoniosa entre los seres humanos y con la naturaleza.
Información
Permafrost
www.permafrost.no
