Discos voladores: Frisbee®, un producto astronómico
En 1940, un estudiante e inventor que trabajaba como inspector de un edificio en Los Ángeles, Walter Frederick Morrison (1920 – 2010), construyó un prototipo de plástico de una lata grande de metal, pensando que el objeto más ligero podría volar más lejos. Morrison patentó lo que él llamó el Pluto Platter. Le mostró su hallazgo a Rich Knerr y Arthur Melin, que tenía una pequeña empresa que llamaron Wham-O. Knerr y Melin – que entrarían a ese mercado los juguetes caprichosos como el hula-hoop – se mostraron entusiastas y comenzaron a fabricar la licencia de patentes de Morrison en 1957. Frisbee® es una marca registrada de discos voladores.
De ese legendario disco volador se han vendido más de 200 millones de piezas en todo el mundo. Todavía se ven fervientes jugadores lanzando discos en parques y playas, aunque para algunos sean simplemente objetos Vintage. Han surgido innumerables modelos de discos y hay toda una técnica para proporcionar el impulso correcto y la presión necesaria para lograr un vuelo controlado.
Durante los 70 y luego en la década de los ochenta, las prácticas con estos discos se hicieron más especializadas. Los juegos con el Frisbee nunca llegaron a tener rango olímpico, pero si hay un movimiento deportivo de mucho aliento, especialmente en los Estados Unidos. Los Campeonatos Internacionales de Frisbee han dejado discos que son hoy objetos de culto. Además del conocido free style, piruetas con el disco en vuelo, surgió ese juego llamado Ultimate, una especie de combinación de fútbol y basketball con el uso del disco. Los discos voladores pueden ser vistos casi en cualquier playa del mundo.
Walter Morrison, el inventor del Frisbee murió ayer a la edad de 90 años.