Cabinas UCV: diseño industrial como fusible activo de la ciudad

Ayer recibimos unas imágenes que causan cualquier tipo de sentimientos encontrados. Disturbios y situaciones de violencia en la Universidad Central de Venezuela. Gráficas de una pieza de mobiliario urbano en llamas. Ahí, muy cerca de los fantásticos trabajos, murales y esculturas, de Alejandro Otero, Mateu Manaure, Oswaldo Vigas, Fernand Leger, Alexander Calder, Victor Vasarely y de muchos otros, que forman parte de la Ciudad Universitaria de Caracas, decretada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2001, en la fantástica obra moderna del arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva.

Pero esta página, que ha intentado no sucumbir a la denuncia sin ser liviano, sirve para continuar reflexionando sobre los temas que se conectan con los productos, con los objetos, con el diseño.

El proyecto de una cabina, de una garita de vigilancia en la Universidad Central de Venezuela nació en medio de la discusión sobre uso del carro dentro del recinto universitario. Con esto, todos aquellos asuntos conectados con la movilidad dentro de un espacio confinado. Igualmente, la posibilidad de poner un artefacto en el suelo donde se construyó la obra de Villanueva producía cierto vértigo, años antes de que fuera decretada Patrimonio Arquitectónico de la Humanidad.

La Universidad es un espacio vivo, una arquitectura en uso. Por lo que en los últimos 50 años ha crecido físicamente, algunas veces desarrollando los temas que aparecían en el proyecto original, en otros con nuevas miradas sobre lo construido. En muchos casos aciertos contemporáneos de la arquitectura, en otros un crecimiento inorgánico que ha creado situaciones formales y funcionalmente absurdas y anacrónicas.

Edificio Facultad de Arquitectura. [foto: Jorge Andrés Castillo Lagrange]
Elementos acústicos de Alexander Calder. Aula Magna. [foto: Jorge Andrés Castillo]

Las Cabinas de Vigilancia (1996) y luego el Sistema de Señalización (2004) fueron diseñados para proporcionarle a la Universidad algunos elementos de usabilidad. Objetos que forman parte del mobiliario urbano y que su ubicación física navega en esa diminuta y frágil membrana que conecta a las personas con la arquitectura, la zona ‘blanda’. Allí, en esa interfaz urbana del uso efectivo. Un espacio donde el inventario aparece para ordenar, aunque algunas veces torpemente emplazado o sin conocer las secuencias del uso.

Sistema de Señalización de la Ciudad Universitaria. Metaplug 2004.
[ foto: @Enriqueserrap ]

La destrucción de uno de esos elementos, por cualquier razón, abre una reflexión interesante sobre el proyecto de lo efímero frente a lo construido. En esta oportunidad las cabinas de la Universidad fueron sacrificadas, sirvieron de ‘fusibles activos‘ del espacio urbano. Una parte del sistema diseñada para que el conjunto mantenga su integridad. Un componente de menor costo que puede ser reemplazado relativamente sin inconvenientes.

De cierta manera, este fusible se diferencia de la obra plástica porque puede ser construido nuevamente y replicado sin que su valor de cambio se modifique. Con la arquitectura mantiene una diferencia en relación al tipo de proyecto, en relación a la durabilidad y en el tiempo de uso. Esto por supuesto con todos los matices posibles. Se puede construir mobiliario urbano con materiales de altísima resistencia, así como se puede demoler un edificio. Las diferencia está en el costo energético. Ambos, arquitectura y mobiliario, están sometidos y destinados al uso por la gente. Al servicio de la sociedad, cualquiera que sea su estado de civilización frente a los preceptos básicos que permiten la convivencia en una ciudad, en un país, en un territorio.

El Proyecto

En 1996 desde el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción IDEC, de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela, el encargo de diseñar unas “Cabinas de Vigilancia” para los estacionamientos internos de la Ciudad Universitaria. El proyecto buscaba, además de diseñar un espacio de trabajo para el personal de vigilancia, reactivar una planta de producción de Fibra de Vidrio (fiberglass) en la estación experimental El Laurel, carretera Hoyo de la Puerta a 15 km. de Caracas.

La estructura principal está compuesta por tubulares de acero anclados al piso, que sujetan en su parte inferior una ‘reja’ de acero galvanizado: el piso de la cabina. Esta reja facilita el mantenimiento y no permite que se acumulen desperdicios. Igualmente, de las columnas aparece un asiento de madera que ocupa todo el fondo del espacio interior.

Detalles de las conexiones. Sistemas de fijación. Estructuras en las superficies.

Cinco (5) moldes fueron construidos para producir las partes de fibra de vidrio de la cabina. Una sola pieza, colocada en forma de sandwich, para las paredes donde se previó una abertura que funcionaría de visor lateral. Un molde para la pieza posterior de la cabina donde se alojarán asuntos personales y servicios como iluminación, teléfono, etc. Y finalmente dos grande moldes para la cobertura.

El uso de la fibra de vidrio es, a pesar del obvio y terrible impacto que tienen los materiales provenientes de hidrocarburos, un material de alta durabilidad. El encargo de este proyecto venía con la sugerencia de utilizar fibra de vidrio almacenado y de alguna forma reactivar los talleres de fabricación de la estación experimental El Laurel, adscrita al IDEC. Otros proyectos fueron buenas referencias: la Casa Mara de 1972 (los icónicos módulos de Ipostel), del arquitecto venezolano Jorge Castillo Blanco y  las unidades multifuncionales K67 diseñadas por el arquitecto y diseñador esloveno Saša J. Mächtig en 1966.

Bocetos iniciales. Ignacio Urbina Polo, 1995.

Cabinas de vigilancia para estacionamientos
IDEC – Universidad Central de Venezuela
Patrimonio Cultural de la Humanidad – Unesco
Diseño, desarrollo y fabricación
Materiales: Fibra de vidrio reforzada, tubulares
de acero, madera de Pui. Acabados en pintura esmalte y galvanizado
Diseño: Ignacio Urbina Polo, Ana Loreto, Alberto Sato
Desarrollo: Ignacio Urbina Polo
Año de fabricación: 1996

Información

Universidad Central de Venezuela
Ciudad Universitaria de Caracas Patrimonio Cultural de la Humanidad. UNESCO.
www.ucv.ve

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  1. Gracias por el articulo, pero tengo otro elemento que añadir a la reflexión y es la contaminación ambiental producto del fusible quemado. las dioxinas que se generan a partir del plastico no se pueden recuperar y van a la unica atmosfera que tenemos en el planeta. Son los cancerigenos sintéticos mas violentos que se conocen hasta ahora. Aunque su producción es “involuntaria” por la combustion incompleta están contemplados en el convenio de Estocolmo por ser contaminantes orgánicos persistentes. Una vez que entran en cualquier organismo vivo es muy dificil sacarlos.

  2. Vicente Lecuna dice:

    Eso del fusible es genial. Después de este artículo ya no podré entender la violencia en la ucv de la misma manera. Si no me equivoco en los casos de vandalismo no se ha destruido de manera conciente ninguna obra de arte. Se han grafiteado las paredes de mosaico, y también han hecho incendios cerca de ellas, que las han arruinado, es verdad. Y esto es lamentable. Pero nadie ha quemado un Calder, que yo sepa, como quemaron estas cabinas de vigilancia, estas “Urbinas, Loretos, Satos”, o como queman carros y autobuses, que también vienen a funcionar como fusibles, de manera deliberada. Creo que en este ritual de sacrificio las cabinas de vigilancia ha demostrado, de una nueva manera, que son cruciales para la ucv. Convocan el vandalismo, para preservar el resto.

  3. Maria Weitz dice:

    Gracias a Ignacio Urbina Polo,rescatamos la historia del diseño en Venezuela,las reflexiones en torno a este tema son sobre nosotros mismos,
    el IDEC, la U.C.V, los materiales de construcción sus virtudes y fracaso,en esta encrucijada delirante en la que se encuentra la construcción en Venezuela, uso de Dry-Wall en fachadas de edificio,( Ciudad Caribia) hablan de la ignorancia y maltrato a los avances de el conocimiento en nuestras universidades y sus aportes a la construcción.

  4. nelly del castillo dice:

    Estupendo artículo en el que se desgrana la conceptualización y el desarrollo de estos objetos urbanos que pretendieron siempre colocarse delicadamente en el paisaje construido sin que ellos afectaran la lectura del conjunto. Si bien es acertada la fundamentacion de que la violencia de ayer volcada en estos “fusibles activos” pudiese haber pretendido no dañar “lo construido y de valor”……….. lamento confirmar que tambien , sistematica y constantemente se daña todo el patrimonio de la Ciudad Universitaria de Caracas cona gresiones que van desde los grafittis hasta los incendios provocados en edificaciones de valor singular. Estaremos preparados para ser garantes de un patrimonio de calidad Mundial ?, alli la pregunta.

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