BOCA: diseñadores en NoMATERIA 2012
En esta oportunidad, el espacio Diseñadores en NoMATERIA intenta conocer más sobre las personas y profesionales que están detrás de cada producto de la 2da. edición de esta muestra de venezolanos haciendo diseño industrial.
Durante el proceso de selección, el asiento Oruga nos llamó la atención, a todo el equipo del Jurado, por la salida poco tradicional en el uso de materiales y configuraciones formales. Ahí conocimos el trabajo de BOCA Proyectos, una oficina de arquitectura fundada en el año 2.000 y que según ellos «nace como el anhelo natural e ingenuo de una pareja de recién graduados, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Simón Bolívar USB, de constituir su propia oficina». Iliana Germán y Manuel Barrios sabían que «la dinámica del mercado y la calle se encargaría de dejar en claro sus reglas de juego y abrir oportunidades de ejercicio impensadas dentro de la Carrera. Una de estas oportunidades nos llevó a trabajar en paralelo con los encargos que manejábamos en el área de arquitectura, en el desarrollo de proyectos (stands, mobiliario, espacios efímeros, etc.) para clientes conscientes del valor de su identidad corporativa, y ávidos de respuestas profesionales a su medida. Así abrimos la puerta al tema del diseño de objetos».
En un país como Venezuela, donde su principal renta está en la exploración y explotación de recursos naturales y en el sector de comercio de servicios, el diseño tiene un papel muy particular. Y sobre esta particularidad nos comentan que “por el tipo de ejercicio que llevamos de manera cotidiana, no estamos muy conscientes de la dimensión y estado de la disciplina del diseño industrial en el país, por lo tanto sería aventurado dar una evaluación objetiva de la situación, pero nos atrevemos a decir que uno de los territorios más permeables para el diseñador venezolano sigue estando al lado de clientes que requieren comunicar con potencia sus valores e identidad corporativa.
Cada proyecto deja algo nuevo en el trabajo de todo diseñador. Más allá de las reflexiones teóricas sobre las dinámicas en la elaboración y desarrollo de cada productos, esa novedad se recrea en la interpretación de una anécdota. «Durante un tiempo estuvimos haciendo proyectos con regularidad para distintas productoras que representaban a grandes empresas nacionales y trasnacionales (Tabacalera Nacional, BP, Diageo, Sony Entertainment, Statoil, etc.). Algunos encargos implicaban esfuerzos físicos, económicos y logísticos asombrosos con lo cual en un momento estuvimos tentados a dejar de aceptar estas encomiendas. Por esos días recuerdo haber estado en el montaje de uno de estos eventos y ver como una de las asistentes llevaba puesto sobre su cabeza un objeto asombroso que nunca había visto: un asiento inflable para hemorroides. Este descubrimiento fue el nacimiento de Oruga y razón para la aceptación de un nuevo proyecto que serviría de escenario para la presentación en sociedad del lúdico banco. Oruga es, por así decirlo, un capricho feliz», nos comenta Manuel Barrios.
«Los muebles Oruga son una propuesta de mobiliario que busca establecer conexiones con los contenidos culturales, estéticos y sociales existentes en el medio de la música electrónica. La idea original forma parte de una exploración del potencial plástico y formal de elementos neumáticos (tripas inflables) y la capacidad de interactuar con el público, invitando al usuario, su compañero de baile, al rebote y al acompasamiento de sus movimientos con el ritmo de la música y su propio estado de ánimo».
Hacer empresa o experimentar en el emprendimiento dibuja un panorama singular en la Venezuela del siglo XX. «No es fácil reducir a una o dos razones por las cuales existe una dificultad estructural para posicionar productos de diseño nacional en nuestro mercado, pero no me arriesgo demasiado si identificó la visión exocéntrica de nuestra sociedad, que aprecia lo importado por encima de lo nacional. Tampoco descubro nada diciendo que el diseñador requiere del empresario y hoy resulta más sencillo, económico y seguro importar que instalar una infraestructura que produzca aquí en el país», comenta Barrios, sin temor a decir que las «distorsiones y perversiones que no son fáciles de sortear, pero que eventualmente se resolverán a menos que los Mayas tengan razón».
Sobre las etiquetas y el recalentamiento de los términos ecodiseño y sostenibilidad, nos comentan de forma muy breve: «diseñar conlleva responsabilidad. Lo interesante ahora es que estamos más conscientes de ello y lo peligroso viene desde las propias filas del diseño cuando se cree que con pintar algo de verde se vuelve ecológico».
Sobre lo que deberían tener como herramientas las próximas las próximas generaciones de diseñadores, estos dos jóvenes arquitectos apuntan que «antes que sugerir las habilidades específicas que un diseñador deba tener, valdría la pena primero pensar en cómo consolidar un gremio más potente que sirva de motor y custodio de la calidad de sus diseñadores. Esto podría proyectar la participación del diseñador en los procesos de fabricación industrial, propiciar estudios de postgrado que eleven su calidad, establecer unos criterios de exigencia a los distintos institutos que forman a los diseñadores venezolanos, etc».
Las relaciones entre la arquitectura y el diseño industrial caminan por una frontera al menos clara en la formación que tiene el proyecto como guía del proceso de trabajo. Y sobre la exploración de esta frontera Manuel se adelanta a decir: «debo reconocer que carecemos de una educación formal en el tema de Diseño Industrial más allá de pequeñas puntuales experiencias a lo largo de la carrera de arquitectura, por lo cual nuestros procesos son de carácter intuitivo o referenciados por aquellos héroes del diseño moderno. Quizá en nuestro modus operandi no tenemos referentes claros que anteceden al proceso sino coartadas que lo justifican».
Les comentábamos a Iliana y a Manuel, para conocer su opinión, que en 2013 se celebrará el un Congreso Internacional en la ciudad de Estambul de la IDA y el video de promoción del evento usa una frase de Victor Papanek que dice que Todos somos diseñadores: «el diseño es una actividad vital. diseño ergo existo. Ahora, ser diseñador industrial, gráfico, Interiorista, etc., supone en la casi totalidad de los casos una formación técnica y académica que lo dote de las herramientas necesarias para potenciar sus habilidades».
Para estos profesionales de la firma BOCA Proyectos, en la ciudad de Caracas, «NoMATERIA es una iniciativa que debe aplaudirse como un esfuerzo por darle voz a un oficio que en el país está tradicionalmente afónico».
Información
BOCA Proyectos
www.bocaproyectos.com
Exhibición NoMATERIA 2012: El Valor del Diseño Industrial
Exhibición Oline